Extraterrestres en la Historia

Extraterrestres en la Historia

Muchas de las escrituras del oriente antiguo mencionan naves poderosas capaces de surcar, incluso, las estrellas.

El Canchur, un libro milenario tibetano del cual fue descifrado un porcentaje mínimo, también abunda en menciones de naves como burbujas o perlas espaciales capaces el transportar gente a grandes velocidades.

La Epopeya de Gilgamesh, anterior a las escrituras bíblicas y conocida por su similitud con varios pasajes de la misma, hace referencia a una experiencia a bordo de un vehículo de bronce desde el cual la Tierra se veía como “una pasta de harina, y el mar como un pilón de agua”. 

Incluso en la historia de la antigua China es conocido un episodio en el que un príncipe llamado Wan Hu, quien vivió en el siglo XV a.C., se elevó por los aires en un asiento de 47 cohetes para no ser visto nunca más.

Dos imágenes del 6000 A.C. de dos hombres ataviados como astronautas de la actualidad, pintadas en el Desierto de Tassili en Argelia, al norte de África. Acaso los artistas vieron algo no humano y lo dibujaron? Pueden haber imaginado a un astronauta hace 8000 o 9000 años, al lado del astronauta se dibujó en el cielo un disco volador.Giza, Egipto: imágenes estimadas en 3000 años de antigüedad, encontradas al Sur del Cairo. En estas imágenes los antiguos egiptos plasmaron maquinas de aviación actuales y otras nunca vistas entre ellas un helicoptero y otras naves espaciales utilizadas para los viajes por el cosmos.

Algunos glifos parecen contar historias sobre visitantes que llegaron de las estrellas. Los relatos varían desde entidades con alas a seres muy altos, con cabezas con formas inusuales o máscaras. Contienen inscripciones inusuales, naves aéreas (muchas similares a los OVNIs reportados en nuestra época) y guerras en otros planetas y en la Tierra.

A lo largo de la historia han existido muchos mitos y leyendas sobre máquinas o artefactos voladores, como las conocidas alfombras voladoras de la antigua Arabia, figuras Bíblicas tales como Ezequiel y Salomón volando de lugar en lugar, y los carros mágicos, o Vímanas, de la India antigua y China.

Los textos sagrados hindúes relatan a la perfección una era en la que máquinas voladoras surcaban los cielos de la Tierra de manera más que frecuente. Las Vímanas, conocidas popularmente como “Carros de los Dioses”, transportaron a nobles y funcionarios a distancias espectaculares y en tiempos irreales. A veces emitiendo un rugido ensordecedor, a veces un zumbido melodioso.

El Samarangana Subtrahara dedica 250 versículos acerca de los Vimanas:

El secreto de la fabricación de los Vimanas no puede ser desvelado, y esto no es por ignorancia, sino porque los detalles de la construcción deben mantenerse en el mayor secreto para impedir que alguien pueda fabricar un Vimana con fines perversos.

El cuerpo del VIMANA debe ser fuerte y duradero pero de material liviano como un pájaro volador.

Por medio de la potencia graduada del mercurio se pone en movimiento el torbellino impulsador del carro aéreo.

Un solo hombre puede viajar de manera maravillosa y ascender muy alto por los cielos.

Puede construirse un VIMANA tan grande como el Templo de la Divinidad: para ello, hay que utilizar cuatro depósitos de mercurio en la parte inferior, una vez calentados estos, puede desarrollarse por medio del fuego controlado, una potencia equivalente al rayo.

Muy pronto el Vimana asciende convirtiéndose en una perla en el cielo.

Por medio de los Vimanas los hombres pueden ascender a los cielos y los seres del cielo pueden descender a la Tierra.

En el Mahabarata se cuenta la lucha entre dos pueblos; los Kaurava y los Paudava:

Los Vimanas eran máquinas volantes que tenían la forma de una esfera y navegaban por los aires por el efecto del mercurio que provocaba un gran viento propulsor.

Los hombres alojados en los Vimanas pueden recorrer grandes distancias en un tiempo maravillosamente corto.

Danava era el disco destructor que poseía armas terribles lanzando relámpagos de fuego espantosos y capaces de destruir las ciudades.

Cukra, a bordo de su Vimana de gran potencia lanzó sobre la ciudad un único proyectil cargado con la potencia de todo el Universo.

Una humareda incandescente, semejante a diez mil soles, se elevó en todo su esplendor. Se levantó un viento terrible, la naturaleza enloqueció y el Sol giró sobre sí mismo.

Los enemigos caían como briznas de hierba destruidas por las llamas, hervían las aguas de los ríos y los que se lanzaron en busca de salvación murieron sin remedio.

Ardían los bosques. Caballos y elefantes corrían desesperados entre el fuego.

Cuando el viento disipó la humareda de los grandes incendios, se vieron millares de cuerpos calcinados por el rayo terrible.

Este rayo terrible aparece como el Rama de Brahma.

“... Era capaz de moverse sobre el agua y bajo el agua. Podía volar tan alto y veloz que resultaba imposible de ver. Aunque estuviese oscuro, el piloto podía conducirlo en la oscuridad”. Libro de Krishna, cap. 15 

De acuerdo a los viejos textos, según la estructura y función de los vímanas, estas podían dividirse en cuatro clases principales (rukma, tripura, sakuna y sundara) y en 113 subclases. De acuerdo a lo descripto, algunos parecían ser tan sencillas como un trono volador unipersonal, y otras tan grandes como para poseer siete niveles de altura.

¿Quiénes eran estos visitantes?, ¿Cabe pensar que nunca nos ha abandonado? ¿Significa esto que existe una presencia invisible pero protectora de la Humanidad influida por las doctrinas que hace miles de años seres de otros mundos legaron a los sacerdotes antiguos? Tal vez esta sea la razón de la existencia de muchas sociedades secretas quienes, desde la más remota antigüedad, han guardado los conocimientos que, presuntamente, otros seres les trasmitieron, tal vez la siguiente fase, en la que nos encontramos, sea descifrar los datos para el contacto definitivo.

Desde los albores de la humanidad, el hombre acepta como lógica la existencia de fuerzas inteligentes, de seres no humanos, dioses, ángeles, demonios y un sinfín de intermediarios que intervienen directamente en el curso de nuestra vida sobre este planeta.

Los textos y legados que en el curso de los tiempos han ido reflejando el acontecer de la historia de la humanidad están llenos de testimonios que ilustran la presencia permanente de objetos volantes que evolucionan de forma inteligente sobre la superficie terrestre. La lista de tales avistamientos en todo el mundo y en todas las épocas prueba que la actuación y la intervención de una o de varias inteligencias distintas de la nuestra forman parte integrante y continuada de la historia de la humanidad.

El bioquímico inglés Francis Crick, Premio Nobel en 1962 por haber descubierto la estructura del ADN, dijo que habríamos sido creados por una supercivilización del espacio que en una época remota infectó al planeta Tierra con un microorganismo destinado a desarrollarse en el tiempo hasta llegar a ser lo que hoy somos los sereshumanos. Otros científicos secundan este supuesto, como por ejemplo Vsevolod Troitsky, de la Academia de Ciencias de la URSS, para quien la Tierra es un campo de experimentación de nuevas formas de vida, controlado por seres superiores y desconocidos para nosotros. Los más antiguos legados de la humanidad parecen refrendar estos supuestos.


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