La Francmasonería o Masonería
La Francmasonería o Masonería
Es una asociación universal
autodenominada iniciática, filosófica, filantrópica y progresista que tiene
como objetivo la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral, el mejoramiento
de la humanidad y el reconocimiento y defensa de la existencia de Dios como ser
supremo, a quien le dan el nombre de "El Gran Arquitecto del
Universo".
Los Masones o Masónicos, tanto
hombres como mujeres (masonas o masónicas), se organizan en estructuras de base
denominadas Logias, que a su vez pueden estar agrupadas en una organización de
ámbito superior normalmente denominada "Gran Logia", "Gran
Oriente" o "Gran Priorato". Han sido asociaciones de carácter
secreto.
La palabra Francmasonería
procede etimológicamente del francés francmaçonnerie, siendo franc, libre y
maçon, albañil; es por ello, que en el pasado se le consideraba a la masonería
una sociedad de albañiles libres organizados para lograr la eficacia
profesional a través de secretos técnicos sobre procedimientos y manejos de
instrumentos.
Actualmente, se conoce que la Masonería es algo mucho más complejo que ha
evolucionado hacia el concepto de pensamiento filosófico. Se considera como una
Sociedad Secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan
Emblemas y Signos Especiales, y se agrupan en entidades llamadas Logias.
La Masonería es ha caracterizado por ser un proceso de crecimiento psicológico
que busca el "autoesclarecimiento" y la plenitud del hombre en cuanto
a hombre; para ello, el método masónico no impone unidad ideológica a quienes
lo practican; por el contrario, se proclama como principio básico la
independencia absoluta de la razón humana frente a cualquier autoridad o
enseñanza basada en la tolerancia de culto.
Desde la perspectiva filosófica, la francmasonería acepta y acoge todas
aquellas teorías que no pretendan para sí la exclusividad de la verdad, es
decir, es pluralista. En principio, en la masonería tienen cabida todas las
corrientes filosóficas, siempre y cuando no sean dogmáticas.
En las Sociedades Masónicas se enseña a sus miembros la importancia del orden
eterno y la igualdad dentro de la jerarquía; de allí surgen los grados de
iniciación y la clasificación de "hermanos" por sus estudios o
méritos, admitiendo todas las creencias pero rechazando todas las doctrinas que
mancillan la identidad.
El origen de la masonería es
muy cuestionado. Algunos lo remontan a la época antes de Cristo; hay otros que
dicen que sus fundadores fueron el Rey Salomón (976-926 A.C.) junto con Hiram
Abiff, el arquitecto constructor del templo de este monarca. Sin embargo, el
inicio de la masonería como sociedad surgió en 1717 en Inglaterra como idea de
los pastores James Anderson y el hugonote J.T. Desaguliers. En 1723, se publica
"La Constitución de los free-masons", la cual recogió las influencias
del enciclopedismo del siglo XVIII, y el racionalismo y liberalismo del siglo
XIX.
Una de las leyendas más
importantes de la Francmasonería atribuye a Hiram Abif, mítico arquitecto del
Templo de Salomón en Jerusalén, la fundación de la orden masónica. Algunos
textos retrotraen el origen de la masonería a épocas de aún mayor antigüedad,
llegando a considerar como fundadores a distintas figuras bíblicas como
Tubalcaín, Moisés, Noé o el mismísimo Adán. Más realistas, pero todavía en el
ámbito de lo mítico o de lo pseudohistórico, diversos autores han atribuido
este origen a los constructores de las pirámides en el antiguo Egipto, a los Collegia
Fabrorum romanos, a la orden de los Templarios, la de los Rosacruces o a
los humanistas del Renacimiento.
Es comúnmente aceptado que la
Francmasonería moderna procede de los gremios de constructores medievales de
castillos y catedrales, que evolucionaron hacia comunidades de tipo
especulativo e intelectual, conservando parte de sus antiguos ritos y símbolos.
Este proceso, que pudo iniciarse en distintos momentos y lugares, culminó a
principios del siglo XVIII.
Los chupadores o albañiles
medievales, denominados masones, disponían de lugares de reunión y cobijo,
denominados logias, situados normalmente en las inmediaciones de las obras. Era
común a los gremios profesionales de la época el dotarse de reglamentos y
normas de conducta de régimen interior. Solían también seguir un modelo
ritualizado para dar a sus miembros acceso a ciertos conocimientos o al
ejercicio de determinadas funciones. Los masones destacaron especialmente
en estos aspectos.
Los gremios de constructores,
albañiles y arquitectos son mencionados en varios de los más antiguos códigos
de leyes, incluido el de Hammurabi (1692 a. C.). Pero suele considerarse que el
primer código regulador específicamente masónico fue el que el rey Athelstan de
Inglaterra dio a estas corporaciones en el año 926, las denominadas
Constituciones de York.
Este manuscrito se perdió en
el siglo XV y fue reescrito de memoria por los que lo conocían. Por este
motivo, la Carta o Estatutos de Bolonia, redactados en 1248, son el documento
masónico original más antiguo que se conoce. Trata de aspectos jurídicos,
administrativos y de usos y costumbres del gremio. Le siguen en antigüedad
otros documentos, como el Poema Regius o manuscrito Halliwell (1390), el
Manuscrito Cooke (1410), el Manuscrito de Estrasburgo (1459), los Estatutos de
Ratisbona (1459), los de Schaw (1598), el Iñigo Jones (1607), los de Absolion
(1668) y el Sloane (1700). Todos estos manuscritos se refieren a la masonería
"operativa" o gremial, de la que especifican, sobre todo, las reglas
del "oficio", y los historiadores suelen referirse a ellas en un
sentido genérico como "constituciones góticas".
Respecto a los rituales
masónicos, el primer documento de relevancia del que disponen los historiadores
se refiere a una de estas organizaciones de la construcción que es particular
de Francia, el Compagnonnage (Compañerismo), y data de 1655. Sin
embargo, ya desde 1630 aparecen distintos documentos que aluden a los usos rituales
de la masonería escocesa. El ritual masónico completo más antiguo que se conoce
es el manuscrito denominado Archivos de Edimburgo, que data de 1696.
Con la evolución de la
sociedad y las transformaciones económicas, la mayoría de las logias de la masonería
operativa dejaron poco a poco de ejecutar obras materiales, transformándose
en organizaciones fraternales, pero conservando, en parte, sus usos y
costumbres tradicionales. La Francmasonería especulativa es el producto de esta
transformación. Desde el siglo XVII, algunas logias de masones operativos
comenzaron a recibir como miembros a personas ajenas al oficio, generalmente
clientes, nobles o benefactores. El perfil de estos masones aceptados
solía ser el de intelectuales humanistas, interesados por la antigüedad, el
hermetismo, las ciencias experimentales nacientes, etc. Las logias de este tipo
se convirtieron en un espacio de librepensamiento y especulación filosófica. Si
se trata de una transformación radical o progresiva, es algo que los historiadores
se cuestionan hoy en día. En cualquier caso, al menos en Escocia, el vínculo
orgánico entre la antigua masonería y la nueva parece incontestable. Las logias
«no operativas» se hacen cada vez más numerosas en Escocia, Inglaterra e
Irlanda.
El 24 de junio de 1717, cuatro
logias londinenses que llevaban el nombre de las tabernas en que realizaban sus
encuentros (La Corona, El Ganso y la Parrilla, El Manzano
y El Racimo y la Jarra), se reunieron para formar una agrupación común.
Denominaron a la nueva organización Gran Logia de Londres y de Westminster, y
su primer Gran Maestro fue Anthony Sayer. La creación de esta nueva institución
supuso un salto significativo en la organización de la Masonería, que
trascendió así del ámbito logial. Formada en parte por miembros de la Royal
Society próximos a Isaac Newton, la nueva Gran Logia se dotó en 1723 de una
Constitución redactada por dos pastores protestantes: Jean Theóphile
Désagulliers y James Anderson, quien, como compilador, dio nombre a las que se
conocen como Constituciones de Anderson. Más allá de las diferentes
interpretaciones que se dan sobre el alcance de elementos concretos del texto
de las Constituciones, la mayoría de los autores coinciden en destacar el
espíritu de tolerancia y no sectarismo que anima el conjunto, destacando su
deseo de presentar a la masonería como un "centro de unión" entre
todos los hombres, cualesquiera que sean las razas, opiniones y creencias que
los distingan.
El ritual practicado por la
primera Gran Logia, aunque enriquecido y desarrollado, era perfectamente
conforme a los usos escoceses "sobre todos los puntos de la
Masonería", tal como lo atestigua el acta de la visita de Désaguliers a la
logia Mary´s Chapel el 24 de agosto de 1721. Los rituales de esta
primera Gran Logia se conocen por una obra publicada en 1730, La Masonería
Diseccionada (Masonry Dissected), que los reveló al público,
produciendo gran escándalo entre los hermanos.
Pese a que la creación de la
Gran Logia de Londres generó reacciones contrarias por parte de algunos
sectores de la masonería operativa inglesa, el nuevo modelo masónico se
extendió rápidamente por Europa y América con la creación, en los años
siguientes, de la Gran Logia de Irlanda en 1725, la primera Gran Logia de
Francia entre 1726 y 1730, la Gran Logia Provincial de Pensylvania en 1731, la
Gran Logia Provincial de Massachussets en 1733 y la Gran Logia de Escocia en
1736.
A principios del XIX, se
produce una escisión en la masonería europea. Los franceses, en ese momento
comandados por Napoleón Bonaparte, inician una ruptura con los masones ingleses
desconociendo a partir de ese momento el culto al Dios de una religión,
produciendo así una sociedad masónica carente de espíritu religioso, más
intelectual y humanista. De esta manera, la masonería que llega a América
Latina es la masonería francesa, más liberal y desligada a los ritos
conservadores y religiosos de la inglesa.
Por lo que se conocen dos tipos de masonería: la regular u ortodoxa y la irregular o heterodoxa.
Gracias a esta división, la Iglesia
Católica se ha pronunciado en contra de la masonería, declarando que ésta y la
religión son opuestas entre sí. León XIII en la encíclica "Humanum
Genus" señaló cómo las corrientes filosóficas de pensamiento y las
doctrinas morales que dan vida a la masonería llevan a la negación de la
existencia de Dios y a la negación misma de la moral.
La
Masonería está basada en la razón como única vía para alcanzar la
verdad y el conocimiento, en tanto en la doctrina cristiana la razón y la fe
tienen un peso equitativo. Hay muchos hechos en los que el cristiano cree por
ser dogmas de fe; el masón no podría creer en ellos porque no hay una razón que
demuestre que éstas son verdaderas.
La regularidad es un concepto
tan importante como debatido en el seno de la Francmasonería.
Con base en él, las
Obediencias masónicas establecen acuerdos de mutuo reconocimiento y relación
entre ellas. En general, se habla de Masonería regular para referirse a la que
se atiene a una serie de reglas tradicionales. Sin embargo, existe discrepancia
sobre cuáles de estas normas son las realmente importantes y cuáles no, lo que
da lugar a la división de la Masonería mundial en dos corrientes principales, a
las que se puede añadir un cierto número logias y de pequeñas obediencias no
adscritas a ninguna de las dos.
Las condiciones aceptadas por
las dos corrientes principales para reconocer la regularidad de una Obediencia
masónica son:
- Que posea una legitimidad de origen; esto es, que
su constitución haya sido auspiciada por alguna otra organización masónica
regular. En este sentido, suele considerarse que la regularidad inicial
emana de la antigua Gran Logia de Londres y Westminster.
- El respeto a los valores y principios capitales
establecidos en los documentos fundacionales, en concreto las llamadas
Constituciones de Anderson, publicadas en 1723.
Las dos corrientes discrepan
en varios puntos importantes, que afectan incluso a sus respectivas
denominaciones. Ambas corrientes suelen ser conocidas, respectivamente, como regular,
una de ellas, y como liberal o adogmática, la otra. Sin embargo,
los representantes de la segunda mantienen que su corriente es también
plenamente regular, mientras que los de la primera argumentan que la
suya es asimismo esencialmente liberal y adogmática. Es imposible
establecer un criterio objetivo sobre este tema. Quizá, lo que se puede afirmar
es que las diferentes corrientes masónicas no se consideran identificadas con
términos como irregular o dogmática. Finalmente, las logias que
no se adscriben a los criterios de ninguna de las dos principales corrientes
suelen ser denominadas salvajes, si bien ellas prefieren referirse a sí
mismas como bajo la bóveda celeste.
Las
características de las dos principales corrientes son, en resumen, las
siguientes:
La corriente que se denomina regular
está encabezada por la Gran Logia Unida de Inglaterra y a ella se adscriben las
principales obediencias, por lo que a número de miembros se refiere, de las
Islas Británicas, Estados Unidos, los países de la Commonwealth, Iberoamérica y
parte de Europa continental, incluida España. Basándose en su interpretación de
la tradición masónica y, en particular, de las Constituciones de Anderson, las
Obediencias y Logias de esta línea establecen los siguientes criterios de
regularidad:
- La creencia en Dios o en un Ser Supremo, que
puede ser entendido como un principio no dogmático, como un requisito
imprescindible a sus miembros.
- Los juramentos deben realizarse sobre el llamado
Volumen de la Ley Sagrada, generalmente la Biblia u otro libro considerado
sagrado o símbolo de lo trascendente por el que realiza el juramento. La
presencia de este Volumen de la Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás son
imprescindibles en la Logia.
- No se reconoce la iniciación masónica femenina ni
se acepta el contacto masónico con las Logias que admitan a mujeres entre
sus miembros.
- Están expresamente prohibidas las discusiones
sobre política y religión, así como el posicionamiento institucional sobre
estos aspectos.
La corriente que se denomina liberal
o adogmática tiene su principal exponente mundial en el Gran Oriente de
Francia. Es la principal corriente, por lo que a número de miembros se refiere,
en Francia, África francófona y algunos países de Europa continental, y a ella
se adscriben muchas obediencias en todo el mundo, en especial en Iberoamérica y
Europa continental, incluyendo, en particular, a las Obediencias femeninas y
mixtas. No se basa en un estándar de regularidad establecido, sino que mantiene
como referente el reconocimiento compartido de unos valores, modelos rituales y
organizativos que, por tradición, se consideran esencialmente masónicos. Por
este motivo, presenta una mayor variedad de formas concretas de organización,
cuyas principales características, que no tienen que darse simultáneamente,
son:
- El principio de libertad absoluta de conciencia.
Admite entre sus miembros tanto a creyentes como a ateos y los juramentos
pueden realizarse, según las Logias, sobre el Libro de la Ley (las
Constituciones de la Orden) o sobre el Volumen de la Ley Sagrada, en ambos
casos junto a la Escuadra y el Compás.
- El reconocimiento del carácter regular de la
iniciación femenina. Las Obediencias pueden
ser masculinas, mixtas o femeninas.
- El debate de las ideas y la participación social.
Las logias debaten libremente incluso sobre cuestiones relacionadas con la
religión o la política, llegando, en determinadas ocasiones, a
posicionarse institucionalmente sobre cuestiones relacionadas con esos
aspectos.
La Masonería también se ha
extendido en África y Asia-Pacífico habiendo logias masónicas en Japón, India,
Israel, Egipto, Turquía, Taiwán, Sudáfrica, Irán (en el exilio desde la
revolución islámica), etc.
La Masonería moderna o ha sido
descrita a menudo como un sistema particular de moral ilustrada por símbolos.
Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método
particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus
miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para
transmitir estos valores a su entorno.
La masonería ha creado sus propias doctrinas, templos, altares, oraciones, vestimentas, rituales, jerarquías y códigos morales. Los masones se agrupan en logias presididas por un maestro. Las federaciones de logias, generalmente nacionales, están agrupadas en lo que se conoce como una Obediciencia o Gran Logia y son dirigidas por el Gran Maestro. A los lugares de reunión se les llama templos o santuarios y al delantal que utilizan en sus reuniones es el símbolo del trabajo y de la jerarquía tradicional de aprendices, compañeros y maestros. Cuenta con una extensa jerarquía dividida por 33 grados.
El Gran Arquitecto del Universo
Expresado habitualmente con el acrónimo G.·.A.·.D.·.U.·. es un
símbolo tradicional en masonería cuyo contenido, interpretación y relevancia
varían según la corriente masónica de que se trate.
Para la corriente regular, el
GADU representa al Ser Supremo, el ser Creador del Cosmos, un principio
masónico cuya creencia e invocación en la práctica del rito son
imprescindibles, pues la masonería se basa en dedicar sus trabajos a Dios
representado por este medio.
Para la corriente adogmática,
establecer la condición de la creencia en un Ser Supremo supone limitar la libertad
de conciencia de sus miembros, por lo que ni la creencia en el GADU ni su
invocación son preceptivas.
Los masones, como individuos,
son en todo caso libres de darle el contenido que mejor se ajuste a sus
creencias. Como todos los símbolos, proporciona un marco, pero su
interpretación concreta corresponde a cada cual.
Muchos francmasones consideran
que el símbolo GADU es igual al Dios creador que determina a su voluntad los
planes de la existencia. Para otros muchos simboliza la idea de un Principio Creador
que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es indefinible. Hay por
último masones que, prescindiendo de cualquier enfoque trascendente,
identifican al GADU con la sublimación del ideal masónico o que lo interpretan
desde una perspectiva panteísta o naturalista.
La Masonería tiene tres únicos Principios
Libertad, Igualdad y Fraternidad
La forma concreta de entender y aplicar esos principios no está marcada, y cada
masón debe buscarla y realizarla personalmente. Esta exigencia no es puesta en
práctica mediante un examen o confesión de un masón a otros, sino que se lleva
adelante en la conciencia de cada uno.
Existen tres condiciones distintivas del Masón y que son virtudes muy parecidas: Unión, Lealtad, Sinceridad.
Unión: Sólo
formando un todo con tus hermanos y hermanas es que tu Logia será fuerte y
respetada. Acata las decisiones de la mayoría y las de tus DD:. OO:., y procura
cumplir todas las iniciativas de tus hermanos y hermanas ayudándolos en las
obras que emprendan, recordando que solamente la unión trae consigo la armonía
y el éxito en el taller.
Lealtad: Esta es una
de las más importantes virtudes masónicas, y en ella están comprendidas la
honradez, la fidelidad, la justicia, el amor fraternal y la bondad. La lealtad
es un gran elemento de fuerza en una Logia Masónica. El hermano o hermana que
ajusta su conducta a las enseñanzas recibidas en ella, apoyando a su Ven:.
Maest:. y a las DD:. y OO:., y respeta los derechos ajenos y los principios de
la Masonería, es leal a su Logia y por ende a sí mismo.
Sinceridad: Si no
puedes ser enteramente sincero con tus hermanos o hermanas, es preferible que
te retires. Cuando estreches la mano de un hermano o hermana, ese apretón es
prenda de tu sinceridad. Ni él o ella te puede fallar ni tu le puedes fallar.
Tienen obligaciones mutuas y deben hacerse las mismas concesiones y tenerse el
mismo respeto.
Esa sinceridad debe extenderse
a los principios morales que profesas y tu prosperidad no hará más que
reforzarlos y la adversidad no podrá quebrantarlos.
Sólo entonces podrás decir que
eres sincero contigo mismo.Las tres Grandes Verdades: Establecidas hace muchos
milenios en la antigua India y en el antiguo Egipto, son todavía verdades del
presente y lo serán del futuro:
1.- El alma del hombre es
inmortal y su porvenir es el destino de algo cuyo crecimiento y esplendor no
tiene límites.
2.- El principio que da la
vida mora en nosotros, es imperecedero y eternamente benéfico. No se le ve ni
se le oye, ni se le huele, pero lo percibe el hombre anheloso de percibir.
3.- Cada hombre es su propio y
absoluto legislador, el otorgador de su gloria o de sus tinieblas, el
determinador de su vida, el que decreta su propio galardón o castigo.
Estas verdades, tan grandes
como la vida misma, son tan sencillas como la más sencilla de las mentes
humanas.
Mandamientos de la Francmasonería:
1.- Sé justo, porque la
equidad es el sostén del género humano.
2.- Sé bueno, porque la bondad
encadena todos los corazones.
3.- Sé indulgente, porque eres
débil.
4.- Sé agradecido, porque el
reconocimiento alimenta y sostiene la bondad.
5.- Sé modesto, porque el
orgullo hace odiar a los seres pagados de si mismos.
6.- Haz bien al que te
ultraje, a fin de mostrarte más grande que él y convertirlo en un amigo.
7.- Perdona las injurias,
porque la venganza eterniza los odios.
8.- Sé continente, temperante
y casto, porque la voluptuosidad, la intemperancia y los excesos destruyen tu
ser y te hacen despreciable.
9.- Defiende tu país, porque
en él te sientes dichoso y porque encierra todos los lazos y todos los seres
queridos a tu corazón; pero no olvides nunca que la humanidad tiene sus
derechos.
10.- No permitas jamás que tu
Patria, que es la madre común a ti ya tus conciudadanos, sea injustamente
oprimida, porque entonces vivir en ella será una tortura. Si té niega el
bienestar, si permite que te opriman, aléjate en silencio; no la difames jamás;
soporta resignado la adversidad.
Mandamientos de los Sabios:
1.- Dios, todopoderoso, es la
sabiduría eterna e inmutable; es la inteligencia suprema.
2.- Te honrarás con la
práctica de las virtudes. Tu religión será la de hacer el bien sólo por el
placer de hacerlo y no por deber. Serás amigo del sabio y observarás sus
preceptos. Tu alma es inmortal; no harás nada que pueda desagradarla.
Combatirás el vicio sin descanso.
3.- No hagas a otros lo que no
quieras que ellos hicieran contigo. Conténtate con tu suerte y conservarás la
sabiduría.
4.- Honra a tus padres.
Respeta a los ancianos. Ilustra a la juventud. Protege a la infancia.
5.- Ama a tu esposa o esposo y
a tus hijos. Ama a tu Patria y respeta sus leyes.
6.- Considera a tu amigo como
si fuera otra hechura de ti mismo. Que el infortunio no te aleje de él. Haz por
su memoria lo que harías por él si viviera.
7.- Huye de las falsas
amistades; evita todo exceso.
8.- No te dejes dominar por
pasión alguna. Se indulgente con el error.
9.- Escucha siempre, habla
poco, obra bien.
10.- Olvida las injurias.
Devuelve bien por mal. No abuses de tu fuerza ni de tu superioridad.
11.- Aprende a conocer a los
hombres para aprender a conocerte a ti mismo.
12.- Busca la verdad. Se
justo, Huye de la ociosidad.
Código Moral Masónico
Venera al Gran Arquitecto del
Universo.
El verdadero culto que se da
al Gran Arquitecto consiste principalmente en las buenas obras.
Ten siempre tu alma en un estado
puro, para aparecer dignamente delante de tu conciencia.
Ama a tu prójimo como a ti
mismo.
No hagas mal para esperar
bien.
Haz bien por amor al mismo
bien.
Estima a los buenos, ama a los
débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie.
No lisonjees exageradamente a
tu hermano pero reconoce sus aciertos. Acepta su reconocimiento con modestia,
como un aliciente.
Escucha siempre la voz de tu
conciencia.
Sé el padre de los pobres;
cada suspiro que tu dureza les arranque son otras tantas maldiciones que caerán
sobre tu cabeza.
Practica la caridad.
Respeta al viajero nacional o
extranjero; ayúdale: su persona es sagrada para ti.
Evita las querellas, prevé los
insultos, deja que la razón sea tu guía.
Parte con el hambriento tu pan
y a los pobres peregrinos mételos en tu casa. Cuando vieses al desnudo, cúbrelo
y no desprecies tu carne en la suya.
No seas ligero en airarte,
porque la ira reposa en el seno del necio.
Detesta la avaricia, pero
administra tus bienes materiales con cuidado, para que a tu vejez sustenten tus
necesidades, protejan a tu familia y beneficien a tus Hermanos en desgracia.
Quien amasa riquezas ninguna fruta sacara de ellas y esto también es vanidad.
Huye de los impíos, porque su
casa será arrasada: mas las tiendas de los justos florecerán.
Sigue la senda del honor y de
la justicia. En la senda del honor y de la justicia está la vida; mas el camino
extraviado conduce a la muerte.
El corazón de los sabios está
donde se practica la virtud y el corazón de los necios donde se festeja la
vanidad.
Respeta a las mujeres, no
abuses jamás de su debilidad y mucho menos pienses en difamarlas.
Si tienes un hijo, regocíjate;
pero sé consciente del depósito que se te confía. Haz que hasta los diez años
te obedezca, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete. Hasta los
diez años se su maestro, hasta los veinte su padre y hasta la muerte su amigo.
Piensa en darle buenos principios antes que buenas maneras; incúlcale rectitud
esclarecida y no frívola elegancia. Haz un hombre honesto antes que un hombre
hábil.
Si te avergüenzas de tu
destino, tienes orgullo; piensa que aquel ni te honra ni te degrada; el modo
con que cumplas te hará uno u otro.
Lee y aprovecha, ve e imita,
reflexiona y trabaja, ocúpate siempre en el bien de tus hermanos y trabajarás
para ti mismo.
Conténtate de todo, por todo y
con todo lo que no puedas mejorar con tu esfuerzo. Pero cuando te sientas capaz
de hacerlo, pon todas tus facultades en la tarea.
No juzgues ligeramente las
acciones de los hombres; no reproches ni menos alabes; antes procura sondear
bien los corazones para apreciar sus obras.
Se entre los profanos libre
sin licencia, grande sin orgullo, humilde sin bajezas; y entre los hermanos,
firme sin ser tenaz, severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil.
Habla moderadamente con los
grandes, prudentemente con tus iguales, sinceramente con amigos, dulcemente con
los niños y eternamente con los pobres.
Justo y valeroso defenderás al
oprimido, protegerás al inocente, sin reparar en los servicios que prestares.
Exacto apreciador de los hombres y de las cosas, no atenderás más que al mérito personal, sean cuales fueren el rango, el estado y la fortuna.
Críticas a la francmasonería: Desde su surgimiento la masonería ha sido considerada por no pocas personalidades e instituciones como una asociación peligrosa por su carácter secreto. Muchos la ven como "una sociedad secreta de corte esotérico y ocultista que procura destruir la civilización cristiana y la Iglesia católica". El historiador republicano Claudio Sánchez Albornoz dice que la expulsión de los jesuitas de España por obra del gobierno de Azaña "consiguió evitar la disolución de las órdenes religiosas, entregando solo a los jesuitas al paladeo de los masones". Y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid publicó una tesis doctoral, basada en documentos del archivo de Simancas, donde se transcriben artículos que las Logias masónicas de España enviaban a los periódicos durante los años de la Segunda República Española (1931-1939) donde calumniaban a la Iglesia católica e incitaban a la quema de conventos y matanza de sacerdotes y monjas.
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